El primer punto al realizar una inversión a largo plazo es reconocer el valor de la diversificación. Te lo explicamos mejor.
Un activo tiene un cierto riesgo y, por lo tanto, ofrece un cierto rendimiento. El inversor sólo tiene dos opciones: o aceptar la rentabilidad y el riesgo asociado; o no aceptarlo y, en consecuencia, no utilizar dinero para invertirlo.
En el caso de inversiones con un horizonte a largo plazo, el riesgo debe minimizarse. Esto se debe a que un inversor no puede estar expuesto a un alto nivel de riesgo durante un período tan largo. Las posibilidades de que el riesgo se materialice finalmente aumentan considerablemente.
La mejor forma de reducir el riesgo específico de cualquier inversión es diversificándola con otras. Construyendo una cartera global.
Las inversiones a largo plazo deben plantearse bajo un perfil conservador o moderado. Deben ser inversiones estables, de modo que puedan perdurar en el tiempo sin sufrir daños graves.
Los activos aptos para la inversión a largo plazo deben ser estables y solventes, de modo que no se ponga en riesgo el pago constante de rentabilidades. Los activos estables no son muy volátiles (un claro ejemplo de esto es la renta fija).
Comentarios
Publicar un comentario