Inversión a largo plazo

 Las inversiones a largo plazo son, en rigor, aquellas que se mantienen por un período mayor de entre 12 y 18 meses. Pero en realidad, cuando hablamos de inversiones financieras a largo plazo, el horizonte suele ser mucho más largo.

 Un claro ejemplo de inversión a largo plazo es establecer una meta con miras a planificar nuestra jubilación. Las estrategias deben basarse en aprovechar todo ese tiempo, convirtiéndolo en nuestro aliado.

 Los objetivos de esta estrategia son lograr la mejor rentabilidad posible, mientras se construye una inversión sólida, constante y sin grandes fluctuaciones. Buscamos beneficios aprovechando los flujos de caja que ofrecen los activos de la cartera (ya sean dividendos o intereses). La revalorización de activos en el mercado sigue siendo secundaria.







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